martes, 14 de julio de 2009

Mano en paz

La hoguera del pueblo tiene

aún esparcidas sus aguas.

Ay, como el fuego se junte,

¿quién apagará sus llamas?

¿quién sujetará los bosques

del pueblo ardiendo en sus armas?



Tomad la mano que el pueblo

os ofrece en paz, tomadla.

No esperéis que se maduren

en el dolor las espadas.



Los diques también se rompen

bajo el martillo del agua;

el viento descuaja el árbol

por hondas que estén sus plantas;

y hay volcanes que deshacen

el pecho de las montañas.



Escuchad la voz de un pueblo

que busca la luz del alba,

con la paz en sus banderas

y el amor en sus gargantas.

No dejéis que se maduren

en el dolor las espadas.



Tomad la mano que el pueblo

os ofrece en paz. TOMADLA.

miércoles, 1 de julio de 2009

Adhesión de José Saramago


José Sacristán y Juan Diego Botto leen las palabras de Saramago en el acto de Apoyo a la Candidatura de Marcos Ana. CAUM 30 junio 2009

"Con Marcos Ana vengo sintiendo desde hace hace tanto tiempo que la memoria se confunde. Un vez escribí que a Antonio Machado lo conocía sin conocerlo cuando, siendo un adolescente perplejo, miraba la guerra de España en un mapa que me había fabricado y en el que ponía banderitas de papel según iba avanzando el ejército de Franco, que ganaba siempre, o al menos eso decían las radios de la dictadura de mi país. Entonces también debí de conocer a Marcos Ana porque ya ambos estábamos en el mismo lugar. Luego, mucho más tarde, cuando supe que Marcos Ana preguntaba, y no a gritos, sino directamente a nuestros corazones, tal vez al mío, cómo es un árbol, he de reconocer que no pude decírselo aunque quizá él me oyera y diera por buena la respuesta de que un árbol, amigo mío, es lo que estamos haciendo para que salgas de la cárcel, para que no haya presos políticos, para poder ser, en tu país y en el mío, a pleno pulmón, militantes de todos los partidos, ya sin miedos y sin complejo, seres libres gozando de árboles que crezcan con nosotros, que nos pongan sombra al caer la tarde y nosotros los regaremos cada mañana para que el mundo no se acabe. Eso le decía a Marcos Ana y es probable que me oyera, porque lo poetas conocen lo que no se dice con palabras, pero está y ellos lo saben. Por eso cuando escriben nos hacen más humanos.Con Marcos Ana, ya digo, vengo sintiendo hace tanto que no se mide por años. A Marcos Ana, que es nombre de hombre y de mujer juntos, le hemos oído las mejores palabras y hemos sido más buenos. ¿A Marcos Ana le falta el Premio Príncipe de Asturias? No: al Premio Príncipe de Asturias le falta Marcos Ana y ese premio nunca estará completo sin el luchador español, el hombre sin rencor que amó la libertad desde la cárcel y que hoy, desde la vida recuperada, sigue honrando la libertad, que no es un concepto sino un modo de estar en el mundo que a todos nos dignifica.Marcos Ana, Premio Príncipe de Asturias. Cuando oigamos esa proclamación nos saludaremos en la calle, aplaudiremos en las plazas y en las casas y diremos, haciendo sonar las bocinas de nuestros coches, que hemos ganado la batalla contra el olvido y a la inercia, que somos, por fin, protagonistas de la historia, porque somos, hombres y mujeres, dueños de nuestro tiempo y tenemos voz y la usamos. Como estamos haciendo ahora."

José Saramago

miércoles, 25 de febrero de 2009

Hogar herido



Triste es luchar en una misma casa,
romper la mesa donde el pan se come,
vivir entre paredes, enfrentados
tercamente en un mismo territorio.

Y más triste es ser ciego,
sordo al llanto de una madre,
tener un tacto de áspera corteza
para su corazón en carne viva.

Hay que tener los pulsos amarillos,
la sangre sin vertientes, seca el alma,
para dejar oscuros nuestros pechos
sin esa luz urgente que España necesita.

Ni un paso más, hermano:
que no pueda "el ayer" o sus cenizas
sus odios oponer a nuestro encuentro.
porque ni tú ni yo apagamos la lumbre,
ni robamos el pan,
ni dejamos sin techo y sin puertas nuestra Patria.

sábado, 20 de diciembre de 2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Romance para las doce menos cuarto (fragmento)


(Nochevieja en la prisión de Burgos)

Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora.

Que suenen como campanas,
en una campana sola.
Que fundan los corazones
en un corazón y todas
las ramas del pulso sean
árbol de luz en las sombras.

Amigos, todos en pie:
sombre las montañas rojas
de nuestra sangre sin yugos
la voz erguida en la boca.
Si alguno siente que tiene
las alas del pulso rotas
¡que las componga!, a las doce,
todos los pulsos en hora.
----------------------

(...)
Noy hay tromba
de paredones, ni balas,
ni relojes, no habrá sogas
capaces de hacernos bueyes:
¡Nuestro cuello no se dobla!

Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan,
cruzar el año cantando,
rompiendo "noche española",
acariciando los hombros
de un crepúsculo sin costa.

Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan,
¡Siempre de pie!, sin rodillas,
como encinares de gloria.
¡Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora!

viernes, 9 de mayo de 2008

Alma no llores



Y no basta decir: "alma, no llores",
si ves a un corazón que va dejando
la vida entre furiosos desgarrones.

Hay lágrimas que tienen estatura
de estrellas indomables
y es de acero o de roble su ternura.

jueves, 8 de mayo de 2008

Yo denuncio



Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.

Yo no pido clemencia. Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden voces de orgullo en mi palabra
cuando exigen -sin llanto- que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descueguen de sus cruces.

Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cádaver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarmiento
mi cabeza cortada en una pica.

Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Canto absoluto a la libertad



A JLG.

Su herida golpead de vez en cuando;
no dejadla jamás que cicatrice.
Que arroje sangre fresca su dolor
y eterno viva en su raíz el llanto.
Si se arranca a volar, gritadle a voces
su culpa: ¡ que recuerde!
Arrojadle pellas de barro oscuro al rostro.
Si en su palabra crecen las flores nuevamente,
pisad su savia roja
hasta que nazcan lívidas, como manos de muerto.
Talad: que no descuelle
su corazón de música oprimida.
Porque esa es vuestra ley, tan extraña a la mía:
si un río se alza para hablar con la luna,
ponedle un dique oscuro.
Si una estrella olvidando su distancia se mece
en los agraces labios de un muchacho,
denunciadla a los astros.
Cuando un corzo se beba la libertad y el bosque,
atadlo como a un perro.
Si hay algún pez que aprende a vivir sin el agua,
negadle orilla y tierra.
Si el alba se deslumbra con claridad ajada,
poned las hojas verdes de la noche en sus ojos.
Si hay un hombre que tiene
el corazón de viento,
llenádselo de piedras
y hundidle la rodilla sobre el pecho.